viernes, 28 de noviembre de 2008

Despues de la universidad

En junio de 2003 había completado cuatro semestres de la carrera. Vaya que me gustaba estudiar. La universidad ya no es como la prepa. Vas por tu propio rumbo, en tu carril. Entras si quieres, faltas si lo deseas, aprendes si te lo propones. Tanto me gustaba la vida de estudiante, que así de pronto dije: "Quiero empezar otra carrera". Bueno, fue mas o menos así. Los hechos de que la escuela me quedaba muy lejos y que estaba por perder el semestre fueron totalmene irrelevantes para tomar esa decision (cof, cof). Finalmente, acabé iniciando otra carrera, en otra escuela, con la perspectiva de prolongar la vida de estudiante universitario cuatro años mas.

Ah, que bonita es la vida del universitario (música de arpas, nubes flotando alrededor). Mientras somos estudiantes, nos quejamos de que si hay que levantarse temprano para las clases matutinas. Que los maestros creen que su clase es la única que tomamos y nos dejan montones de tareas (sí, seguro). Que cuando nos damos cuenta, ya estamos en los siguientes exámenes parciales. Que los trabajos de investigación (ja ja) nos exigen constantes desvelos (como si las desveladas de los universitarios fueran por hacerlos).

Pero ya quisiera ver a los ex-estudiantes consiguiendo justificantes por haber faltado al trabajo. O pidiéndo prórrogas al jefe para entregar el reporte de ventas, los planos mecánicos (o lo que aplique). O saltándose horas de la jornada laboral para irse tranquilamente a jugar futbol, ping pong (o lo que sea) como cuando se salían de clases. Ya ni hablar de pedirle al supervisor que les encargue un trabajo extra para aumentar... el monto de su cheque quincenal.

Cuando somos estudiantes no nos damos cuenta de lo fácil de la vida que llevamos: vernos con los cuates todos los días, tratar de aprender de los maestros, horas de ocio y esparcimiento, con la responsabilidad de entregar calificaciones cada dos meses. Y justo cuando empezamos a apreciarlo, es hora de integrarnos al mundo laboral.

Y es cuando empiezan las entrevistas, las interminables solicitudes de empleo que hay que llenar, las ocho horas de trabajo todos los dias, la prácticamente inexistente vida de lunes a viernes. Cuando somos universitarios, nadie nos dice que al trabajar, veremos el fin de semana como el único respiro disponible.

Ahora, empiezan las verdaderas responsabilidades, entre ellas, mantenerse uno mismo. Es como decía Mafalda en una de las tiras: Uno trabaja para ganarse la vida, pero trabajando se le va la vida que uno se está pagando. Algo así. Al menos, nos volvemos del todo independientes y abandonamos la teta materna (¿es que el padre no contribuye?). Acabo de comprarme una cámara (no estor presumiendo, solo demostrando lo antes dicho).

Lectores (¿cuales?) que trabajan: disfruten su fin de semana.

No hay comentarios: