viernes, 30 de enero de 2009

Mariana, Mariana

En la primaria, tenía una compañera llamada Mariana. En aquel entonces, las niñas no nos llamaban la atención. Eran solamente un mal necesario (éramos inocentes y poco misóginos). Por eso, me caía muy mal que Mariana fuera amistosa conmigo. Ahora que lo pienso bien, creo que a estas alturas debe estar muy guapa, porque desde la primaria ya pintaba.

Pero esa historia la dejo para otro día.

Era allá por 1991. Antes de la devaluación. Cuando el peso aún tenía los 3 ceros y usábamos monedas de 100 pesos con la efigie de Carranza. En la tele pasaban comerciales del paletón Corona y Salinas decía que íbamos a salir de pobres. Me había dormido temprano ese día, y me desperté como a las 11 de la noche. A esa edad, estar despierto hasta "tan altas horas de la noche" era emocionante, y más aun que los papás nos dejaran hacerlo viendo la tele. Me desperté cuando mi mamá estaba viendo una película en la T.V. Era mexicana, pero reciente para esa época. Recuerdo que estaba muy bien hecha, porque por mucho tiempo pensé que era una película extranjera. Se trataba de un niño que se enamora de la mamá de su mejor amigo. Algo bastante razonable, pues el papel de Mariana (la mamá) lo hacía Elizabeth Aguilar, quien fue la primera Playmate mexicana. Todo un adelanto para la época. La película cuenta todas las angustias y peripecias por las que pasa un niño que se enamora de una mujer adulta, y creo que por eso me acuerdo tanto. Al final, el niño enamorado pierde contacto con su amigo, para encontrarlo tiempo despues vendiendo manzanas cubieras de caramelo en la calle. Estaba huérfano porque su mamá se había suicidado por un lío amoroso y su papá quiensabe donde andaba (la verdad de ese detalle ya no me acuerdo). La película terminaba con una imagen: la frase "Mariana, mariana" sobre un fondo escarlata.

Pensándolo bien, esa película me impacto mucho. Pocas otras películas he visto como esa.

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